miércoles, 12 de septiembre de 2007

Santa Rosa

Si querés llover hacelo. Hoy las gotas no me mojan. Soy impermeable. Por un rato. Un impermeable azul con capucha, como el de mi tío. Y me llega hasta los tobillos.
Si querés tronar hacelo. El ruido no me asusta. No estoy sorda, pero escucho con otros oídos. No voy a ir corriendo a taparme con la almohada. Hoy te escucho. Sos trueno. Venís después de la luz con esas ansias de avisar que estás. De hacerte sentir. Vos allá, tan arriba. Yo acá, casi en el fondo, con ganas de subir. Y de que vos bajes. Que bajes y veas que acá abajo las cosas están más que fregadas: mucho ruido allá, y conmigo, todas las nueces.
Si querés dejar de llover podés hacerlo sin ningún remordimiento. Voy a sentir melancolía, sí. La lluvia me autoriza a dormir la siesta. Pero el sol me obliga a salir a buscarlo, y eso me gusta más.
Y si querés podés seguir lloviendo, tronando, dejando de llover y ser sol, un rato sí y un rato no. El tiempo inestable me resulta divertido, siempre y cuando no me agarre sin paraguas y en sandalias…aunque eso también estaría bueno.

3 comentarios:

Unknown dijo...

En algún momento trataba de caminar bajo la lluvia sin que las gotas me toquen, por deporte nomás. Cada tanto lo vuelvo a intentar.

Sebastian Strauchler dijo...

Que hermoso texto.

Anónimo dijo...

Está buenísimo q la lluvia te agarre sin paraguas y en sandalias... ;o)