miércoles, 22 de agosto de 2007


Cuando viré la cabeza y miré hacia atrás me di cuenta de que no había salida posible desde el pasado. A mis costados, ni hablar. Muros altos desde los que parecía no haber un más allá. Ni siquiera posibilidades de escalar.
Entonces decidí que ese muro que me enfrentaba no iba a ser tan grande. Y fue así como de repente, se disolvió.

1 comentario:

Unknown dijo...

Eso hay que practicarlo todos los días.