Es una lástima que los seres humanos no hayamos nacido con el tan aclamado sexto sentido.
Si hubiéramos nacido con él, no tendría que estar pidiendo que dejemos el sarcasmo para un día en que mi autoestima no esté con ánimos de abandonarme.
No habría que soportar cuestionamientos acerca de la causa-fuente de nuestro mal humor matutino.
No me tendría que estar convenciendo de que no todos los disconformes tienen que ver conmigo.
No pensarías que cuando te digo que no me pasa nada, estoy siendo tan sincera.
Y sobre todo, podría andar por el mundo con la tranquilidad de que, por suerte, el 99% de la población tiene cosas más importantes que hacer antes de ponerse a pensar en todo lo que estoy haciendo mal.
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1 comentario:
Dicen que está como latente, hay que desarrollarlo, es como un músculo si uno no lo usa se se atrofia, si uno practica se va fortaleciendo.
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